No todo es como parece. Estamos atrapados en una escena que al parecer no tiene mayor cura. ¿Cuántas bandas se han jurado amor eterno a si mismas para poder sobrevivir el embate hostil de las olas de nuestro mar? ¿Cuántas creen que la única forma de sobrevivir es hundir al vecino?
Nada se parece a esto. Si fueran todos pintores quizá serían hasta más respetados, pero sin embargo, tal cual pinta la cosa, no hay ni honores ni riquezas que ordeñar, ni pellizcar de este cristal plano, de esta ventana llamada rock nacional.
A los que mejor he visto sobrevivir, a los que he visto mantenerse creativos sin perder el alma, y sin perderse de vista son a aquellos que asumen la vaina como un problema ya resuelto: no hay nada que ganar en esto. A aquellos que han entendido que el arte honesto no paga la renta, ni otorga credenciales de nada, a estos son los que más felices encuentro, más realizados y optimistas. Sacan de sus oficios para invertir en la música, sacan de su bolsillo para comprar instrumentos, equipo de grabación, o financiarse giras a países vecinos. Son los que cobran una botella para tocar en algún concierto, o que piden los pases y buenos amplis.
Y es que a veces es bueno cuestionarse quien ama más a la música… aquel que quiere vivir de ella, o aquel que vive para darle vida a ella. Hay gente que espera que la música traiga ropa, comida y techo, como en otros lugares del planeta… mientras tanto otros tienen menos ropa, menos comida, con tal de poder crear. Con tal de poder tener plataformas para explicar como se siente ser ellos, y como quema adentro esa particular llama… algunos dan cualquier cosa por tender un puente entre ellos y aquellos que se sienten como ellos se sintieron.
A aquellos que tienen miedo que esto es en vano, tranquilos, esto no es lo que parece. Y NADA se parece a esto. No tengan miedo, que estamos escuchando. A cada grito terrible y desesperanzador que los inunde, le pueden decir basta. Esto no es lo que parece. Pueden verlos en los conciertos, sudados y a la expectativa.
(pueden vernos en los conciertos, sudados y esperando)
Y es que a veces es bueno cuestionarse, pero a veces hay que estar simplemente atento para ver la respuesta ante nuestras propias narices. Algunos pagamos entradas una y otra vez, esperando ser sorprendidos. Algunos damos todos los chances posibles por ser los receptores gloriosos de una verdad antes desconocida.
Estuve en decenas de conciertos, escarbando, hurgando, buscando algo que lograra mover el orden de mi sistema solar. Me vieron en conciertos una y otra vez, esperando sudado, pero sabiendo a cada momento que esto no es lo que parece, sabiendo que hay algo ahí afuera que me podía salvar la vida.
Nada se parece a esto. Nada pega como esto porque solo nuestra gente nos habla de nuestras vidas. Me acuerdo de la primera vez que una banda costarricense me salvó la vida. Me acuerdo de todo. Me acuerdo de la muerte del escepticismo y la ironía. Me acuerdo de cómo me convertí en un creyente. Me acuerdo de contar los días entre concierto y concierto. Bruno Porter. Exnobia. Continental. Me acuerdo de cada instante, de cada fractura en mi burbuja sólida y contrabalas.
Me acuerdo de la primera banda local que me sacó una lágrima. Y no era lo que parecía. Nunca me sentí tan vivo.
…
Y no es que uno tenga nada en contra del músico profesional. ¿Qué más quisiera uno que una buena vida para aquellos que inundan cada día de melodías, que lo hacen a uno sentirse más grande que el sonido? Pero no se trata de eso. Eso se aleja del punto, me parece. Buscar el estribillo perfecto para que la gente abra las billeteras no es lo mismo que abrirse el corazón frente a un cuarto de desconocidos, ni es lo mismo que buscar el acorde que va a hacer que abramos nosotros el alma como palmas abiertas esperando la lluvia.
Es que puta, como ocupamos esa lluvia.
No entiendo la rivalidad entre bandas en este pequeño charco, no entiendo como aspiramos a consolidar nuestros estilos de vida de forma válida si ni siquiera estamos claros en que es en lo que estamos. ¿Acaso no estamos claros en que estamos todos arruinados? ¿Por qué esta insistencia de pelear como si hubiera algo que ganar?
Esta vida, esta escena no tiene mucho dinero que darnos, a ninguno, a nadie. Algunos cuantos logran pegar la lotería y todos los aplaudimos. Algunos a punta de talento, otros a punta de disciplina. Y es una gran cosa, pero es una cosa rara. En esto no hay mucho dinero que hacer.
Pero si hay mucho trabajo que entregar, si hay mucho dinero que tirar… a esta ventana abierta y ventosa llamada música, que absorbe todo, que se lleva todo sin parpadear. Pero hay victorias ocultas en cada esquina, en cada encuentro con compañeros de viaje cuando se dice “¿ya los escuchaste? Son impresionantes.”
Si, ya los escuché. Y espero que ustedes se den el chance de escucharlos también. Están ahí afuera, no se rindan. Busquen, esperen. Cada uno de nosotros un mecenas. Cada uno de nosotros un niño esperando ser maravillado.
f.
5 comentarios:
Darling, bemvindo a la blógsfera. Te linkeo ayer :)
Muack!
Excelente texto, me gusta la propuesta, espero ver más pronto!!
Tenemos que hablar.
Saludos
JotaPe
En verdad la máxima con respecto al rock nacional es: "todo es lo que perEce"
me gustó la fluidez.
CR needs CBGB.
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