Tuve roles formales en las bandas con las que trabajé: Bruno Porter, Exnobia, Nada, ESimple. Relaciones estrechas con otras, como en el caso de Los Waldners y Detectives Salvajes, pero nada formal, sin voz ni voto, sólo gran cercanía. Es gente que quiero, gente importante en mi vida. Con Seka no necesito un rol oficial, soy uno de la familia. Para ser preciso: uno de ellos. Fue igual con Continental, fuimos un núcleo brillante e indivisible mientras duró. Seka es la banda de mis hermanos, con quienes aprendí cosas de mí mismo que nunca imaginé, con quienes viví la odisea de hacerme adulto y de soñar en conjunto, de conocerme y aceptarme. Algunos siguen tocando ahí, otros -al igual que yo- nunca fueron músicos pero son compañeros de viaje y sangre; otros crecieron hacia otros lugares, pero somos hermanos igual: Taco, Poveda, Louie, Moritz, Max, Kius, Leo, Sandra... Los lazos se mantienen intactos, fuertes. Nada de lo que van a leer a continuación es objetivo. No me importa que lo sea. No con Seka.
Durante muchos años el punk local vivió anclado entre "la vieja escuela" (punk '77, punk español) que tenía raíces clásicas y "la nueva escuela" (punk herediano, hardcore) que tenía su origen sónico en el Washington DC de los 80 y el sur de California de los 90. Bandas de punk fuera de estas corrientes tenían la imposible labor de encontrar un espacio propio y terminaban desapareciendo, seriamente desgastadas en corto tiempo (Psicodelisca y Pidgines fueron excepciones notables). El panorama del punk era cerrado y estricto.
A principios de los 2000, Mauricio Fernández (Moritz) y Pao Durán logran asociar un grupo de bandas jóvenes con el sonido "vieja escuela" bajo un sello llamado precisamente Vieja Escuela, para producir sus propios eventos y difundir su trabajo. La estética plástica de Vieja Escuela -desarrollada en su mayoría por Adrián Poveda- mostraba un vocabulario más cercano al rockabilly y al rocanrol de los 50, cada vez más lejos de los estándares tradicionales de la escena costarricense. Fue una de las primeras señales visibles del desarrollo de una identidad nueva dentro de una corriente establecida. Otra evidencia sería el concepto mismo del Atomic Diner de Christian Montero -vocalista de UFO- modelado como un café gringo de los 50 con estética hot rod, que contaba con murales de Poveda. Algo se estaba gestando y estas eran las primeras evidencias palpables.
A pesar de claras influencias de rocanrol clásico entre algunas de estas bandas de "la vieja escuela" durante estos años, aun ninguna banda en ningún género abrazaba -sin ironía- la estética musical rocanrolera que hacía décadas se había abandonado en Costa Rica. Eso se reservaba para bandas de covers y tributos. Una de estas bandas de covers fue Psicópatas, un grupo que armaron Esteban, Moritz y Poveda para "sacarse las ganas" de tocar algo de las nuevas influencias y alejarse del punk; se limitaron a conciertos pequeños en casas y algún bar, casi un ejercicio estilístico en country y rockabilly. Fue insuficiente y solo los calmó por un tiempo. Aparte de eso, ninguna banda punk -que siguiera siendo punk- había tomado la arriesgada decisión de explorar una estética más matizada e introspectiva, mucho menos confesarse folk.
Finalmente los miembros de Seka y UFO se sintieron ahogados por la estructura rígida y estricta que caracterizó a la escena local, que permitía solo un crecimiento limitado entre sus músicos. Si algo se salía demasiado de lo considerado "punk", se veía como el primer paso hacia una comercialización vulgar o una maniobra aspiracionalista de músicos que querían transicionar hacia el metal o el progresivo, o -en el peor de los casos- ambos. Tocar covers en una banda que no tomaban en serio no era suficiente. Seka decidió mezclar la estética del rockabilly, el folk y
el rocanrol preparada para lo peor, preparada para ser considerada
"suave", "vendida" o "traidora". No obstante los riesgos, su prioridad
era mantenerse creativamente honestos, y las herramientas estéticas
del punk y el ska eran insuficientes para articular lo que querían decir.
Fueron trazando su plan tomando whisky en vasos plásticos frente a Tribal: hacer un set limitado, concreto, corto. Usar canciones populares del set de Seka para que no sonara tan ajeno. Darles aire, dejarlas respirar. Todo tenía sentido, pero a la vez se sentía como una especie de suicidio colectivo.
En el 2004 se metieron a ensayar Esteban, Siki y Taco (Diego García) de Seka con Poveda y Moritz de UFO. Ellos dos tocaban intermitentemente con Seka, pero esta vez su influencia sería decisiva y su rol uno oficial. Bajo la dirección del gran cronista del rock nacional, Leo León y con la ayuda de Sandra Angulo, se grabaron las Sesiones Acústicas en los estudios de Radio U. Se daba un paso firme fuera del punk y hacia territorios vírgenes, sin garantía alguna de si su público iba a querer seguirlos hacia allá.
La salida del disco marcó un momento de cambio para los miembros del proyecto y disparó la imaginación de la escena de punk nacional, abriendo todo tipo de puertas. En vez de ser recibido como una aberración, las Sesiones Acústicas fueron consideradas un punto de partida para toda una generación de jóvenes músicos de las escenas punk y alternativas. En ese momento Seka trascendió sus raíces como una banda de nicho y se convirtió en un fenómeno fuera de su género, a la vez el punk nacional demostraba que tan lejos podía llegar y la riqueza musical que incubó durante años.
El set no tenía el contexto necesario para existir en las pobladas maratónicas de ska y punk que llenaban conciertos los fines de semana, entonces llevaron su trabajo al circuito de bares y teatros capitalinos que programaba conciertos de música alternativa entre semana, exponiéndolos a públicos en su mayoría desconocidos. Por eso muchísimas bandas indie y alternativas actuales citan a Seka como una influencia decisiva, por este momento en que se dejaron mezclar con las demás corrientes fuera de su tribu.
Esta etapa acústica de Seka coincidió con el nacimiento de Los Acetatos, con quienes compartieron varias influencias estéticas y musicales. La llegada de ambas bandas al circuito de bares de la capital anunció un cambio importante en la escena alternativa, que se consolidó un corto tiempo después con la llegada de otras bandas pioneras. Unos meses después, Poveda, Siki, Esteban y Moritz reconvinieron para desarrollar material nuevo, en su mayoría escrito por Adrián. Moritz participó en el proyecto durante los primeros ensayos -unos tres meses- antes de abandonarlo y ser reemplazado por el nuevo baterista de Seka, Louie Imbach. Eventualmente este proyecto se convirtió en Continental. Moritz por su lado fundó Los Cuchillos. El resto es historia.
En el presente, Seka está conformado por Alejandro "Siki" Imbach (Continental, Los Merlot) en los teclados, Vilmer López (Demorama, Macua) en la guitarra, Joaquín Tapia (Jippo) en el bajo, Esteban Rodríguez (Continental, Los Merlot, Juvenal) en guitarra y voz y JP Retana (Tropa 56, Macbeth, La Necia) en la batería. Tal vez la alineación más pulida y virtuosa que ha tenido la banda.
Seka - América Va (2000)
Seka - Cantar Opinando (2002)Seka - Sesiones Acústicas (2004)
Seka - Folklore para un Nuevo Mundo (2006)
Seka - Adiós Futuro (2010)
Seka - Canto Primal vol. 1 (2012)
Seka - Canto Primal vol. 2 (2013)Varios - Dele Viaje (2013)
Seka - El sur aún resiste (2015)
Seka en bandcamp.
Dele Viaje en bandcamp.
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